Mi amigo Ximo me llevó a su casa y me dijo: te voy a poner un disco que vas a alucinar. Yo le pregunté de quien era y me dijo de un grupo inglés. A continuación, con la solemnidad de los grandes acontecimientos, le dije sin dudar: a mi no me gusta más que la música que entiendo; como canten en inglés, no me va a gustar. El insistió y me puso el disco. Tras escucharlo, me preguntó que me había parecido y yo me había quedado sin palabras, así que le dije que me había gustado mucho.
A continuación, me fui a mi casa, recogí todos mis ahorros, me fui a la tienda de discos, compré ese disco, y a continuación lo puse en el tocadiscos de casa y volví a ponerlo ese día, y lo puse los días sucesivos, y desde entonces no he parado de escucharlos. La canción era Bohemian Rapsody, el disco A night at the opera y el grupo, Queen.
El culpable de mi caída del caballo (fuente)
Claro, a continuación empecé a comprar todo lo que encontraba en la tienda de discos sobre Queen; al poco tiempo compre el siguiente disco, A day at the races, y a seguí comprando vinilos hasta que llegó la era del disco compacto y me cambié de formato, y a continuación compré los discos que tenía en vinilo también en compacto, y así sucesivamente.
Un disco que me sorprendió, y no precisamente por su música (que también) fue Jazz. Me lo compré, y al llegar a casa y abrirlo descubrí en su interior… ¡un poster a todo color de cientos de chicas montadas en bicicleta… totalmente desnudas! Para mí, que estaba en la época de total vergüenza, fue un aldabonazo. Ahora también sé que para Queen también fue un problema, dado que en Estados Unidos (¡dónde si no!) no se pudo distribuir el poster junto con el disco, sino que había que entregarlo en un sobre cerrado aparte, dado el evidente peligro que supone un poster con chicas desnudas (ya sabemos que ese es el verdadero peligro, y no la posesión de armas).
El famoso poster (fuente)
Todos mis amigos saben de mi pasión por Queen; mucha gente habrá expresado mejor que yo el porqué de su pasión por Queen. Yo sólo se decir que su música me ha acompañado, y ha influido en mi estado de ánimo de forma decisiva, casi tanto como el apoyo incondicional de mis amigos, tanto dentro como fuera de los Scouts. Y, hoy en día, todavía necesito su música en determinados momentos.
Después, me empezaron a gustar otras músicas: por ejemplo, la música celta desde que me regalaron una cinta de Clannad en concierto (aunque lo que entonces realmente me gustaba era la chica que me regaló la cinta; ahora me gusta mucho la Battlefield band, por ejemplo); pero la música de la reina sigue siendo la que más me emociona.
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